Construcción y customización de guitarra y bajo eléctrico
 
Customizar sin gastar

Customizar sin gastar

¡Customización! ¡Ese bonito neologismo! Porque decir personalización queda un poco antiguo, rancio y “nerd” que es también, si no hacemos nada para evitarlo, otro término que antes o después se acabará imponiendo como neologismo. 

La primera vez que escuché esa palabra, hace muchos años, fue en relación a una moto que estaba siempre aparcada dos portales más allá de la casa de mis padres. Digo moto por llamarla de alguna manera… No había ni una sola pieza que no tuviera algún detalle, color o forma que indicase que esa no era la pieza original instalada de serie. La verdad, no recuerdo si era una Harley Davidson (era pequeño y las marcas me llamaban la atención incluso menos que ahora) pero de ese estilo. Ya sabéis, cromados relucientes y cuero por todas partes. Alforjas y flecos. American Spirit a tope.

Yo, en mi tierna inocencia, me preguntaba quién sería el dueño de ese vehículo tan llamativo. Me imaginaba a un tipo duro, un bienhechor defendiendo la causa de los desfavorecidos, que usaría esa montura para combatir las injusticias, como Lorenzo Lamas en Renegado. Y luego, tras un largo día combatiendo el mal con el Mojave de fondo, la dejaría aparcada junto al bloque donde vivía, en Aluche. Nada más lejos. Efectivamente, el dueño era un señor que salía de su casa impecablemente peinado y afeitado, con un impoluto traje de raya diplomática y corbata y zapatos relucientes, casco en el codo. Sin duda no era Lorenzo Lamas. Ni parecido. Debí haberme dado cuenta de que El Rey de las Camas nunca hubiera tenido tanta pasta para dejarse en una moto siendo un subcontratado asalariado de un cazarrecompensas…

En cualquier caso, con el paso de los años fui observando que no solo las motos eran susceptibles de customización, personalización o adecuación. También lo eran los coches, las bicicletas, las videoconsolas, los ordenadores, las tablas de skate… y por supuesto, lo que nos trae aquí: instrumentos musicales. De repente me percaté de la aparición de un enorme mercado de piezas, artesanamente fabricadas en serie, para que el objeto de tus obsesiones se distinga del resto, no solo en sus, teóricamente mejoradas prestaciones, sino también a la vista del resto de los parias que tienen el aburrido modelo tal y cómo salió de la tienda.

¿…De qué demonios va este artículo?

Si estás leyendo esto, hay pocas posibilidades de que no hayas caído previamente en las garras de la industria de los recambios para instrumentos. Pastillas, puentes, clavijeros, potenciómetros… ¡todo lo que te puedas imaginar para transformar tu guitarra en un tractor, si hace falta!

De hecho, el espíritu de esta web comenzó como una guía de todo eso, pero con el paso de los años y el trato con los clientes en el taller me he dado cuenta de que no todas las mejoras pasan necesariamente por cambiar piezas. Hemos hablado largo y tendido sobre todos esos adelantos con piezas de calidad… pero creo que por el camino nos hemos dejado la parte más importante. Quizá empezamos la casa por el tejado.

¿Castaña de guitarra o simplemente guitarra mal ajustada?

¿Y si en realidad esas pastillas no son tan cutres? ¿O lo que creías que eran trastes desgastados es un alma muy arqueada? ¿Y si esa guitarra no es una mierda, está solo mal ajustada? Creo que merece la pena probar algunos  trucos antes de liarnos a cambiar piezas.

La preguntita

La customización es uno de los temas más recurrentes en el taller. Tomar un instrumento que te gusta como base y evolucionarlo para adaptarlo a tus preferencias. Hasta aquí, perfecto, todo bien.

La eterna pregunta: ¿Si le pongo estas pastillas Gibson a esta Epiphone, sonará como una Gibson? Se repite una y otra vez. Cambian los nombres, marcas y modelos, pero el concepto es el mismo: transformar un instrumento normal en uno excepcional a base de cambiar piezas.

Aunque la respuesta se podría reducir a un simple sí o no, conviene antes complejizar esa pregunta. ¿Qué es lo que buscas exactamente con este cambio? ¿Qué es para ti “sonar como una Gibson”? ¿La Les Paul de Duane Allman, la de Jimmy Page, la de Gary Moore o la de Zakk Wylde?

El 90% de mis clientes no saben responder a esta pregunta con exactitud. No es su culpa, nos han educado para ello. Los fabricantes de pastillas prometen el tono definitivo. Los de amplificadores, también. Sin mencionar a los de pedales. !Incluso los fabricantes de cables! todos claman llevarte a la meta… aunque muchas veces no estemos seguros de dónde queda eso exactamente.  

¿Qué hace un instrumento excepcional? ¿Cómo suena? ¿Cómo se toca? 

Me refiero a que una gran mayoría no busca una solución a un problema en concreto. Buscan transformar lo ordinario en excepcional. Convirtamos esta guitarra en un guitarrón. Signifique eso lo que signifique.

Definición de instrumento excepcional

Es una cuestión difícil de concretar porque cada uno espera una cosa diferente de su instrumento.

Para mí, una Fender Telecaster AVRI 52 es un guitarrón. Pero para un guitarrista que toque principalmente Doom Metal, probablemente no se lo parezca.

Personalmente, un guitarrón debe ser cómodo de tocar y que te vibre en la tripa mientras tocas. Que tenga un tono definido, sin bola de graves, un buen sustain y un gran rango dinámico.

¿Qué instrumentos cumplen con todos estos requisitos? ¿Mi lista perfecta? Pues las Doppelgänger Guitars, faltaría más 😉

Es un ejercicio de reflexión, pero sin duda necesario. Antes de ponernos en marcha, debemos saber a dónde vamos, o vagaremos sin rumbo por los abarrotados pasillos de los supermercados del capitalismo.

Con esto no pretendo desanimaros a customizar vuestros instrumentos. Sería tirar piedras sobre mi propio tejado. Pero yo mismo me he visto en esta situación muchas veces. Gastando mi dinero y dando palos de ciego. Frustrándome cada vez que algo no era lo que esperaba. He metido la pata por no saber exactamente a dónde iba, he aprendido algunas cosas por el camino ¡y aquí os traigo mi experiencia!

 ¡Objetivo a la vista!

Ya hemos reflexionado y finalmente tenemos una formula con la que trabajar. ¡Bien hecho! Pero me gustaría comentar algunas cuestiones importantes antes de continuar.

-La primera de ellas y más embarazosa es: la cruda realidad. Haced examen de conciencia y aseguraos que de verdad el problema sea el arco y no el indio. Una técnica de ejecución mala o regular hace que tanto una Squier Bullet como una PRS Custom 22 suenen fatal. Quizá en lugar de invertir 400€ en unas pastillas, ese dinero cunda mejor en unas clases. ¡Sin ánimo de ofender!

Por poner un ejemplo, mi primer amplificador de verdad fue uno de 20W a transistores y de 4ª mano. Maltratado previamente a tope. En su momento me sonaba fatal porqué pensaba que estaba medio roto, pero era lo único que podía permitirme. Lustros más tarde lo rescaté del olvido y… ¡Sorpresa! ¡resulta que tiene un tono que no está nada mal! El ampli es el mismo (incluso peor, porque es más viejo), pero ahora sé cómo hacerlo sonar.

Todo lo que diga en este artículo os puede ayudar, pero recordad que el 80% del tono, está en los dedos.

-Más caro no siempre es mejor, es simplemente más caro. Sigo siendo un firme defensor de la idea de que, rebasado un cierto nivel de calidad, tanto en componentes individuales como en instrumentos completos, el resto es puro fetichismo. Esas pastillas bobinadas a mano en el desierto por un chamán navajo durante la noche de San Juan usando hilo de cobre del alternador del coche de JFK y bañadas en cera de las abejas espaciales de Futurama y que valen 10 veces más que unas Seymour Duncan, no suenan 10 veces mejor que estas. El fetichismo no es algo necesariamente malo, pero percatémonos de la diferencia. Calidad y exclusividad son dos cosas diferentes y una no siempre acompaña a la otra.

-Versatilidad vs autenticidad. Hay que elegir. Se siente. Una Stratocaster con configuración HSS no va sonar ni como una Strato vintage ni como una Les Paul. Va ser otra cosa, que también mola, ¿por qué no? Pero no nos engañemos. Lo mismo para una Les Paul con humbuckers y Split Coil. De las Super Strat como las Music Man, Suhr o Ibanez ya ni hablamos.

-Las pastillas son la pieza de customización por excelencia, pero estas se comportan diferente en cada instrumento. Porque, como veremos a continuación, el sonido que mandas al ampli no depende al 100% de estas. Por eso, cojamos siempre las descripciones de los fabricantes con pinzas.

-Todos los instrumentos tienen limitaciones inherentes a su arquitectura. Por eso, la mayoría de los músicos suelen tener varios diferentes. O varios iguales. …Es por eso, ¿no?

Ajustando antes de cambiar

Después de esta breve introducción de 1452 palabras, vamos por fin al asunto: antes de comprar, comprueba que…

Clavijeros

La queja fundamental ante cualquier cambio de clavijeros es la falta de estabilidad en la afinación. Tocas dos notas y ya está, guitara desafinada. Malditos clavijeros.

La estabilidad de afinación no siempre está relacionada con los clavijeros. Rara vez, de hecho. Los afinadores cutres de hoy en día suelen ser molestos a la hora de afinar, porque sus mecanismos no son muy finos. Pero una vez llegados a la afinación, no tienen por qué moverse. Los problemas de estabilidad suelen estar más relacionados con la cejuela, las guías (string trees) y, las cuerdas viejas, y a donde quiero llegar: la manera de enrollar estas.

Tanto en el clavijero vintage como en el moderno, las vueltas (deseables 3, no más de 4) deben ir siempre ordenadas, juntas y hacia abajo (para favorecer el ángulo de rotura en la cejuela). Hay que mantener la tensión de la cuerda durante todo el proceso de instalación para que quede bien asentada.

En el caso de los clavijeros de bloqueo, hay que pasar toda la cuerda por el agujero, cerrar la presilla y afinar normalmente. Generalmente suele enrollarse entre un cuarto y algo más de media vuelta.

En encordado es clave. Pero también es importante afinar correctamente. Hacedlo siempre apretando la clavija. Si la tensión está por debajo es fácil: apretad hasta llegar. Pero si la tensión es más alta de la correcta, no aflojéis simplemente hasta llegar al punto bueno y lo dejéis ahí. Aflojad un poco más hasta pasaros y, entonces, de nuevo apretad hasta que lleguéis a la tensión correcta.

Por último, si decidieseis cambiar el clavijero por una cuestión de tono, es popularmente sabido que los afinadores con mayor masa y peso, como los Grover, aumentan el sustain y la respuesta en medios graves. Ideales para engordar un tono con poca presencia. O evitadlos, si lo queréis es mitigar un tono demasiado oscuro.

Aseguraos también de que los tornillos y tuercas que fijan los mecanismos a la pala están siempre bien apretados.

Guías de cuerdas (string trees)

Estas pequeñas piezas que podemos encontrar sobre todo en guitarras y bajos con la pala recta respecto al mástil, dirigen las cuerdas desde la cejuela hasta su clavija correspondiente. Su misión fundamental es provocar una presión de la cuerda sobre la cejuela que aumente el sustain, asegure la longitud de escala y elimine ruidos y vibraciones indeseadas.

Suelen ser los responsables de muchos problemas de afinación, ya que a veces están mal colocados, y sobre todo sucios y mal lubricados. Hay quien los elimina directamente instalando clavijeros escalonados, que ya cumplen esa función. O quién los cambia por otros de grafito, auto lubricados.

Como nuestro objetivo es intentar que funcionen bien antes de cambiarlos, hay que comprobar que hacen su trabajo. Si apenas presionan las cuerdas, quizá sea mejor quitarlos del todo o moverlos hacia la cejuela. Si presionan demasiado, igual han perdido el espaciador y hay que ponerle uno nuevo. Y si no están bien alineados y están torciendo la cuerda, recolocadlos. En cualquier caso, recomiendo limpiarlos bien con un paño tras cada cambio de cuerdas y aplicarle una gotita de grasa o vaselina para reducir la fricción de la cuerda.

Cejuela

Sobre esta pequeña y a menudo infravalorada pieza podríamos hablar largo y tendido. Los dos motivos fundamentales por los que se decide cambiar suelen ser por estabilidad de afinación y por tono. Aunque generalmente, lo que suele hacer saltar las alarmas, es más el primero.

Las más susceptibles de ser reemplazadas son las de plástico (ojo, no confundir con las de hueso sintético), pero como son las favoritas de Eric Johnson, incluso a ellas podemos a darles una oportunidad 😉

Os recomiendo revisar que los surcos de las cejuelas estén rectos, limpios y sin rebabas. Para ello se pueden repasar suavemente. Esto se hace mejor con unas limas calibradas, pero valen un dineral y si no te dedicas a esto, es un gasto absurdo. De todas formas, en este artículo usé métodos caseros para hacer los surcos y si no, siempre podéis haceros con esta herramienta. Funciona regular para tallar el surco, pero va estupenda para repasar los que estén ya hechos.

Ojo, que el objetivo es dejar los surcos suaves, no hacerlos más profundos. Mucho cuidado al hacer esto.

Al igual que con las guías de cuerdas, aplicad un poco de lubricante una vez limpios.

Mástil y trastes

Generalmente casi nadie se plantea cambiar trastes por una cuestión tono. Error, porque los trastes influyen mucho en el tono. Desde su tamaño a su material.

De todas formas, un nivelado y pulido de trastes, y un ajuste correcto del alma y la acción pueden convertir en seda un mástil con el que hace tiempo que no te encuentras.

Puente

El hardware que encontramos en guitarras de gama baja, media y media alta suele estar fabricado en zinc o die cast. Tanto el material como su manufactura es barata, pero tiene unas propiedades sonoras bastante pobres. Invertir en un puente de calidad es siempre una buena idea, pero antes, prueba estos trucos:

Puentes Tune-o-matic, stoptail y wraparaound: Algo que se puede probar es introducir un pedazo de madera de la medida apropiada entre el tornillo que ajusta la altura del puente y la madera del cuerpo, en el interior del inserto de rosca. Esto mejorará el sustain y la transmisión de vibraciones entre el puente y la madera del cuerpo.

-Vibrato vintage Stratocaster: el corazón del auténtico tono Strat es un mecanismo delicado de ajustar y pocas veces comprendido… Los de las series económicas y medias son inestables por naturaleza y muy difíciles de domar. Si lo que nos trae de cabeza es la inestabilidad de afinación, debemos, antes de nada, cerciorarnos de que el ajuste es correcto y de que las selletas están limpias y lubricadas.

Si aun así sigue con mala actitud, podemos ajustarlo apoyado sobre el cuerpo de manera que solo funcione la palanca desafinando las cuerdas. Esto engordará el tono también, aunque perdamos un poco de juego.

Si, por otro lado, nunca usamos la palanca y este sistema es solo fuente de disgustos, lo mejor que podemos hacer es bloquearlo con una o dos piezas de madera de la medida adecuada colocadas a los lados del tone block.

Otra modificación antes de cambiar el puente es probar con los diferentes materiales en el tone block. Hoy día se pueden encontrar de acero, de latón, de bronce o de titanio… !Un cambio de carácter instantáneo! 

-Puente Telecaster: Más sencillo que el mecanismo de un chupete, otro de los elementos clave del tono de esa guitarra. Si la octavación del tipo vintage de 3 selletas te trae por el camino de la amargura, prueba con este método del que ya hablamos en su día y no renuncies al inigualable tono del puente original.

-Puente Jazzmaster: lo de esta infame pieza es un cúmulo de despropósitos. Se diseñó de una forma, se fabricó de otra y los lutieres, a la postre, tiraron por la calle de en medio para “solucionarlo”. Para qué voy a escribir lo que ya ha escrito otro muy bien antes, aunque en inglés, aquí. En resumen, y para quien aún no lo sepa, cuando le pegas fuerte a las cuerdas, estas se salen de las selletas liándola parda. De toda la vida se ha cambiado el puente completo por el de la Fender Mustang, que tiene unos surcos y hace que la cuerda baile menos. Pero esto no termina de solucionar el asunto. No cambies el puente, en serio. Cambia el ángulo del mástil con una cuña de madera adecuada en el neck pocket, reajusta y problema resuelto. Rápido, fácil, barato y conservando las piezas originales.

Muchas veces, en lugar de cambiar el puente completo, se puede experimentar con selletas de diferentes materiales. El latón aporta un tono cálido, el acero menos medios graves pero mucho ataque, y el aluminio un sonido algo más plano. Bonamassa usa incluso selletas de nylon en algunas cuerdas de sus Les Paul.

Cuerdas

Unas cuerdas nuevas, bien enrolladas y asentadas son más estables en afinación, octavación y amplitud de tono. Los diferentes materiales aportan diferentes matices al tono. No es mala idea ir cambiando de vez en cuando para experimentar diferentes sabores.

Además, otro aspecto muy importante para enamorarte de un instrumento es las sensaciones que transmite. Una tensión de cuerdas adecuada a tu manera de tocar y la fuerza de tu mano es fundamental para estar a gusto con ella durante horas. Esta sensación cambia drásticamente usando diferentes calibres de cuerda.

Púas

Sí, esto es en serio. Ya no hablamos de la abismal diferencia entre tocar con un penique a lo Brian May y una púa recortada de una tarjeta de crédito. Se pueden apreciar las diferencias en el tono y el ataque entre una púa de 1,14 mm y una de 1,21 mm hechas del mismo material.

Las pastillas

El mito de las pastillas vs madera

La culpa de todo no la tiene Yoko Ono. Al menos en lo que respecta al tono, la culpa es siempre de las pastillas. Es una idea lamentablemente generalizada que el sonido de un instrumento eléctrico viene dado por estas, independientemente del resto de elementos.

A la recurrente pregunta de si las maderas influyen en una guitarra eléctrica, la respuesta es: sí, influyen. Y no solo las maderas, también y como he ido comentando a lo largo del artículo, la masa de los afinadores, el material de la cejuela, los trastes, el material y forma del puente, las cuerdas, las púas… Si el instrumento está bien construido y equilibrado, la tarea de unas buenas pastillas es encargarse de reproducir ese tono lo más fielmente posible. Unas pastillas por si mismas no se van a inventar frecuencias, ni el comportamiento de estas, que el instrumento sea incapaz de producir por sí mismo.

Si esto es así, ¿por qué hay tantos miles de modelos diferentes? Porque cada una juega con una mayor acentuación o atenuación de ciertas frecuencias y diversos niveles de salida de señal. Con esta combinación de variables te salen tantos modelos diferentes como para montar toda una industria a su alrededor. Por eso es muy importante saber qué tono produce el instrumento acústicamente. No tiene sentido colocar unas pastillas cuya ecualización favorezcan los medios si el instrumento ya produce muchos de por sí. Lo lógico sería elegir unas que acentuasen las frecuencias que el instrumento reproduce más torpemente para que la respuesta final sea lo más plana posible.

Otra oportunidad

Las pastillas no son baratas. Antes de hacer el desembolso hay algunas cosas que se pueden probar antes de darles el cambiazo.

-Lo primero y más obvio, es ajustar la altura de las pastillas. Cuanto más cerca están de las cuerdas, aumenta la presencia (graves y medios) y el nivel de salida. Pero una proximidad excesiva provocará que el campo magnético afecte al movimiento de la cuerda y puede provocarnos desde perdida de sustain y comportamientos raros de la cuerda a fallos en la octavación. Los fabricantes siempre recomiendan una distancia, medida desde el polo de la pastilla hasta la parte inferior de la cuerda. Tratad esa información como una referencia y jugad con esa distancia hasta que vuestros oídos os digan que habéis encontrado el balance perfecto. Echad un ojo a este video que igual os da otra visión diferente a la oficial, como me hizo a mí en su día

-Un truco muy usado con humbuckers de posición mástil con mucha señal y mucha pelota de graves es elevar los tornillos-polos hacia las cuerdas mientras bajas el resto de la pastilla. Esto reduce la cantidad de graves y mantiene la presencia en medios. No es el recopetín pero puede ayudar a conseguir la pizca que te falta.

-Rellenar los huecos de las pastillas con espuma no solo nos ayudará a que queden paralelas a las cuerdas (la posición correcta), si no también, dependiendo del espesor de estas influirá también en el tono y el sustain.

-Si tienes unas single coil un poco anémicas, siempre puedes probar a instalarles un base plate que aumentarán los graves y el nivel de salida. Puedes hacerlos tú mismo o comprarlos ya preparados para instalar.

Si miramos un poco más allá de los cables de los fonocaptores, veremos un selector de pastillas, potenciómetros, condensadores y conectores jack. Especialmente los potenciómetros y el condensador afectan al tono. Reemplazarlos por componentes de calidad no es un gran desembolso y además estarás ganando fiabilidad.

Experimentad con el valor de los potenciómetros. Aunque el condensador es también muy importante, este afectará mayormente al recorrido del control de tono. Pero potenciómetros de 1M, tanto en volumen como en tono, os ayudarán a aclarar una humbucker oscura que habitualmente usen de 500k. Cuanto más alto sea el valor de resistencia menos frecuencias agudas se verán recortadas.

Otra opción para darle más brillo a unas pastillas oscuras es recablear el circuito con el llamado 50’s wiring. Usado tanto en las Telecaster como en las Les Paul de aquella década. El tono se vuelve ligeramente más agudo y pierde menos de estas frecuencias al bajar el pote de volumen, comparado con el cableado moderno. Es cierto que este problema ya lo soluciona el treble bleed, pero este interacciona raro con los pedales de fuzz. El cableado de los 50 puede ser una buena solución de compromiso.

Conclusión

Si alguna vez habéis escuchado a guitarristas sonando a dios con instrumentos humildes, os habréis dado cuenta que la clave está en saber exprimir al máximo su potencial. Esa es la idea, en principio: trabajar con lo que tenemos. Siempre hay tiempo para cambiar piezas.

Si aún no habéis probado alguno de estos sencillos trucos, ¡es el momento! Veréis cómo cambia el carácter de vuestro instrumento. ¡Quizá incluso os volváis a enamorar de esa guitarra que vive desde hace meses debajo de vuestra cama, como César en Mientras Duermes, y que no sois capaces de colocar en Wallapop!

¡Feliz cuarentena!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *