Construcción y customización de guitarra y bajo eléctrico
 
Creando a Doppelgänger #8

Creando a Doppelgänger #8

En más de una ocasión he escuchado a mi padre lamentarse del gran conocimiento, ligado a la experiencia, que los seres humanos perdemos al doblar la servilleta (véase también espichar, palmar, estirar la pata, irse al otro barrio, fallecer o, más vulgarmente, morir). Tantas cosas aprendidas a base de observación, ensayo, tropiezos, desengaños, victorias y derrotas para que, cuando alcanzas por fin tu cenit como un virtuoso Homo sapiens, cascas. Y el siguiente que viene después de ti, empieza prácticamente desde la casilla de salida.

Seguro que me diréis que para eso está la tradición oral, las escuelas y los libros, transmisores del conocimiento y hacedores del progreso de la humanidad. Pero, para los que creemos, cada vez más, que el sistema educativo es una farsa (que no la educación y el derecho a la misma, ojo), damos crédito a las palabras de Isaac Asimov: “Ser autodidacta es el único tipo de educación que existe”. Y es que, por mucho que te cuenten, te instruyan o te adviertan, únicamente la experiencia vivida en tus carnes es lo que te hace interiorizar verdaderamente las lecciones de la vida. Decía Francisco Ferrer i Guardia, que los libros de texto debían ser usados en las escuelas como último recurso, para explicar al alumno en las ocasiones en que no fuese posible instruirle por una palpable vía práctica.

Algo que siempre he mirado con cierta pereza al comenzar un nuevo proyecto vital, ya sea musical, profesional o personal (y hablando de casillas de salida, para bien y para mal, he tenido unas cuantas) es en la cantidad de pruebas y errores que están por llegar en ese camino, hasta que todo por fin se estabiliza y empiezo a sentirme con una cierta comodidad y sensación de control. Seguro que, de nuevo, replicareis: ¡pues es que eso es lo que precisamente le da emoción a la vida! Probablemente tengáis razón, la vida sería muy aburrida si nos saliese todo bien a la primera. Pero para los que aún no hemos aprendido a gestionar la ansiedad, no nos vendría mal, de vez en cuando un Pepito Grillo avisador: “¡Tío, que te vas a desmorrar, que se ve de lejos!”.

Si las Doppelgänger #5 y #7 marcaron hitos y sentaron las bases de la manera en que quiero construir instrumentos, la #8, también ha servido para sentar las bases de todo lo contrario: la manera en que ya no quiero volver a hacer las cosas.

No me entendáis mal, no es que no esté satisfecho con el resultado de este increíble instrumento que hoy os presento. Simplemente, creo que es necesario, en un momento dado, plantarte y escoger tu propio camino. Dejar de lado las ideas prestadas de las que un día nos servimos para despegar y empezar a creer en uno mismo, en lo aprendido. Aunque no sea la creencia de la mayoría.

Nadie es capaz de obtener una seña de identidad copiando conceptos de otros una y otra vez (excepto quizá, y con bastante reticencias, Marea, Greta Van Fleet, o los Derby Motoreta’s Burrito Cachimba ;p ).

No tengo nada en contra de este modo de construcción, pero creo que ya no debería ser el mío. Lamentablemente, necesitas algunos traspiés para llegar a esta conclusión y darte cuenta.

 

El encargo

Miguel es un entusiasta de la música. Hasta aquí todo normal. Pero es que Miguel es también un enfermo de las guitarras bajas (circunloquio para evitar el chistecito fácil). Durante algún tiempo, acudió frecuentemente al taller a poner a punto millones de antiguos bajos, japoneses mayormente, que compraba compulsivamente de segunda mano. Fascinantes y preciosamente rudimentarios instrumentos que, en la mayoría de los casos, dada su edad y escaso cuidado en su conservación, terminaban más como pieza de decoración que haciendo música. No son muchos los que he podido salvar, francamente.

Cierto día, me preguntó si sería posible hacer una réplica de calidad de un Fender Precisión ’51 con algunas modernas modificaciones, y nos pusimos a trabajar en ello.

 

El dilema

En ese momento, yo ya había descubierto que las maderas añejas y centenarias sonaban del carajo, aunque no fuesen de las especies usadas tradicionalmente por Fender o Gibson. Con personalidad y matices diferentes, pero en absoluto por ello, peores. Sin embargo, me pudo la inseguridad en mi propia experiencia. Pensando en asegurar el éxito, me limité a repetir la receta original mil veces empleada: cuerpo de fresno y mástil de arce de una sola pieza.

Desde que Fender anunció que dejaba de emplear el fresno por razones económicas ecológicas, reservándolo únicamente para sus modelos de la Custom Shop, el precio de los tableros de esta madera para instrumentos se dispararon. Al menos, los que merecen la pena usarse (esto es: fresno del pantano americano alrededor de los 2,5kg). Hasta el punto en que el precio entre un cuerpo de fresno ya terminado con CNC, y un tablero de esa misma madera en bruto, curiosamente, se llevaban muy poca diferencia. Esto hace que, empeñados en emplear obligatoriamente ese material, merezca la pena pedirlo ya hecho y modificarlo a nuestras especificaciones, más que comprar el tablero y añadirle el coste de una construcción a mano partiendo de cero.

La otra opción hubiera sido emplear una de mis maderas añejas en stock y darle forma como ya hemos hecho otras veces. Y crear así un instrumento aún más único y exclusivo que la bestia resultante.

En ese momento, y pese a que Miguel confiaba totalmente en mi criterio, decidí ir a lo que yo consideraba seguro. Para mí, hay pocas cosas más grandes que el hecho de que alguien me deposite su confianza encargándome un instrumento. Mi dedicación para satisfacer sus expectativas es máxima. Por otro lado, esto significó traicionar esas bases que me había marcado a mí mismo a la hora de construir instrumentos. Lo que, creo, me hace único y me diferencia de la mayoría. Me autocensuré.

 

La planificación

Ya hemos decidido que, al igual que la Doppelgänger #1, este sería un instrumento de kit, aunque en esta ocasión, mucho más personalizado. Hasta ahora, mi proveedor de maderas favorito era GuitarBuild, compañía británica que ofrece tanto tableros de diversas maderas para instrumentos, como cuerpos ya terminados por CNC con esos mismos tableros. No son particularmente baratos, pero todas las piezas son de gran calidad. También disponen de un servicio de elaboración de mástiles a la carta.

Vamos a usar un puente Badass y clavijeros Gotoh de aluminio para liberar peso en la pala y conseguir que el bajo cabecee lo menos posible. Como guinda del pastel, una única pastilla tipo Music Man de la marca Nordstran, modelo Big Splitman 4, con una buena ración de señal de salida y combinaciones serie-paralelo mediante un push pull en el pote de tono. Sencillo y moderno.

 

Las piedras

El primer tropezón tuvo que ver con los precios de pastilla, cuerpo y mástil. La primera provenía de EEUU, a la cual hay que sumar unas esperadas, aunque no por ello inoportunas, tasas de aduanas. Algo más inesperados fueron esos impuestos al cuerpo y el mástil, suministrados por la tienda inglesa tras el Brexit. Ingenuo de mí. No es plato de gusto pasar un presupuesto y, una vez metidos en faena, comunicarle al cliente que el precio es mucho más alto de lo que habíamos planeado. Y más, en algo tan arbitrario como estas tasas.

Para terminar de aumentar el suspense, tanto el cuerpo como el mástil se retrasaron mucho más de lo previsto, sin noticias ni previsión de entrega durante bastante tiempo por parte de la tienda. Glup.

Mención especial a la cantidad de trámites, papeleo, llamadas, y estar pendiente de entregas intempestivas que quitan mucho tiempo, y añaden muchas preocupaciones. En realidad, ¿qué necesidad tengo de estar faltando a mi compromiso, quedando fatal y gastando cantidad de tiempo y energías cuando tengo más accesibles tanto maderas increíbles (aunque menos populares), así como también constructores de pastillas artesanos en territorio nacional? En todos los ámbitos, mejor el género de proximidad, directamente del productor.

Lección aprendida. Nunca mais. Espero.

 

Manos a la obra

Bueno, tras este preámbulo de miserias personales, y problemitas del primer mundo, vamos a lo que interesa. El momento en que recibimos las piezas y podemos comenzar a darle forma al instrumento.

Presentando piezas P51
Piezas P51 doppelganger

El mástil

Guitarbuild te da la posibilidad de pedir el mástil con un montón de opciones. En este caso elegimos que fuese de una sola pieza de arce, con ajuste en el talón como en los P51 originales, perfil C con trastes medium jumbo, y radio 12”. Puedes pedirlo con un diseño de pala personalizado, siempre que no incumpla el copyright de algún fabricante. Esto quiere decir que no podía tener la forma del P51 original.

Así que lo solicitamos con la silueta por defecto de la marca, sabiendo que tendríamos que modificarla posteriormente para darle la forma de Telecaster que todos conocemos y amamos.

Afortunadamente, un amigo tenía un bajo que construimos por piezas hace años, con un mástil de P51 de Allparts. Así que valiéndonos de este, sacamos una plantilla en papel y en DM que pudimos usar para darle la forma deseada al nuevo mástil.

plantilla pala P51
plantilla headstock P51
pala plantilla P51

Marcamos con un lápiz y cortamos con mucho cuidado con la sierra de cinta, por la línea. La plantilla de DM la usamos como guía para la fresadora de mesa. Para finalizar, rematamos con lijas hasta que nadie sospeche que esta pala tuvo en su día otra forma que no fuese la de un P51.

Aunque el mástil viene bastante bien acabado, siempre conviene rematar el borde de los trastes con lima, para evitar que pinchen, y comprobar el nivelado general, para asegurar una acción baja, suave y sin trasteos.

Ajuste curva alma P51
Limado lateral trastes P51

El cuerpo

Dije anteriormente que el cuerpo es de fresno del pantano (swamp ash), y de dos piezas. Esta especie es sensiblemente más ligera de lo que suele serlo el fresno normal. Todo el peso que puedas ahorrarte en un bajo, bienvenido sea.

Como es normal, viene cajeado para una única pastilla single coil, clásica en este modelo. Nosotros tenemos que ensanchar ese hueco para colocar una humbucker tipo Music Man. Para ello, usaremos esta plantilla y la fresadora, e iremos vaciando el hueco poco a poco. También debemos recortar el golpeador, que, al presentarlo en su posición, se mete un poco en el hueco de la pastilla. Lo dejamos justo a ras.

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Instalando el hardware

Como en este caso, el puente que vamos a colocar no es del tipo para el que este bajo está pensado (top loader), debemos colocarlo independientemente de los agujeros preperforados con los que viene el cuerpo.

Así, marcamos primero el eje del instrumento y medimos la longitud de escala total (o la distancia del borde la cejuela al traste 12 y duplicamos esa distancia hacia el puente). Marcamos la medida. Después, echamos la selletas del puente hacia adelante lo máximo que dé y colocamos estas justo en la marca. Centramos el puente sobre el eje que hemos marcado y ya podemos fijarlo en ese lugar con sus tornillos.

Instalación puente Badass P51
saddles badass P51

Respecto al mástil, instalamos los afinadores tratando de que el eje quede perpendicular a la pala.

Instalación Gotoh resolite
tuners gotoh resolite

Unimos el cuerpo y el mástil, verificando primero que las cuerdas entran paralelas al eje del mástil en todo momento, aunque la construcción de estos instrumentos por CNC es tan precisa, que deja poco margen al error.

Le colocamos unas cuerdas usadas, una cejuela provisional y una pastilla P90 que andaba por el taller (procedente de este otro proyecto) y comprobamos que ajusta correctamente, y que todo funciona.

Barnizado

Llega el momento del proceso más largo y tedioso en la construcción de un instrumento: barnizado. Aquí sí que seguí mi instinto. Pese a que originalmente estos bajos se barnizaban con nitrocelulosa, tenía claro que esta iba a ser una de las concesiones que me permitiese a mí mismo con este instrumento. Este es el tercero que acabo con goma laca y no puedo estar más contento, tanto con el método, como con los resultados.

Comenzamos con el mástil

Aquí, lo más peliagudo es colocar el decal con nuestra marca. Aplicaremos unas primeras capas como goma laca ámbar para darle un tono cálido a la madera.

Una vez seco el barniz y sellada la madera, colocamos el decal al agua como de costumbre.

A partir de aquí, el proceso que he empleado es el siguiente: hay que dejar que la humedad del agua usada para instalarlo se evapore completamente y, a continuación, tirarle un par de manos de barniz acrílico en spray, respetando los tiempos de secado. Esto sellará el decal de manera muy ligera, pero lo justo para que no se despegue al pasarle por encima la muñequilla cargada de goma laca. Así podremos terminar de aplicar el acabado final sin miedo a que se levante.

 

Barnizado goma laca P51
Decal pala P51
Instalar decal pala P51

Terminamos de aplicar el acabado tal y cómo expliqué en este artículo.

Continuamos con el cuerpo

La idea es hacerle un acabado tipo Butterscotch. ¿Qué color es ese? Pues el típico de las Telecaster del 52 y los primeros Precision. Una especie de amarillo tostado… o algo parecido. No hay un consenso con este tono, ni se encuentra como color RAL en particular. Está todo influenciado por las fotos de la época, coloreado (nunca mejor dicho) por el amarilleado natural del barniz añejo… así que los tonos Butterscotch varían de unos instrumentos a otros. Sí que hay un dato fehaciente, y es que no se trata de un acabado natural transparente, sino de una veladura, por lo que la veta no está a la vista totalmente, pero se intuye. Nosotros vamos a hacer nuestra propia versión, a ojo, y dejando la preciosa veta del fresno totalmente a la vista.

Para ello hago diferentes pruebas con tintes amarillos en una pieza suelta de fresno. En principio elijo uno bastante pálido para luego ir oscureciéndolo con capas de goma lacar ámbar.

 

Lo aplicamos con una muñequilla y lo dejamos secar completamente. Al ser el fresno una madera muy porosa, es difícil cubrirlo completamente en una primera pasada. Podemos retocar esos agujeritos ayudándonos de un pincel fino.

El siguiente paso es rellenar esos poros con polvo de piedra pómez, como expliqué en este artículo. De no hacerlo, el acabado quedaría tipo a “poro abierto”, como ya hicimos con la Doppelganger #3.

poro frenso gomalaca
Sellado poro fresno pomez
poro gomalaca piedra pomez

Hecho esto ya podemos comenzar a con la goma laca ámbar. Vamos aplicando capas hasta llegar al tono deseado. A partir de ese punto, continuaremos con goma laca transparente para alcanzar el grosor adecuado.

Pese a que el pulido francés es un acabado que se autonivela según lo damos, la inexperiencia nos puede llevar a ciertos puntos donde existan imperfecciones. Podemos usar una cuchilla bien afilada y recta para aplanarlo.

gomalaca nivelado cuchilla
cuchilla nivelado gomalaca

Limpiamos bien el residuo con un compresor y un paño suave, y vamos acabando con capas cada vez más disueltas en alcohol, para aumentar el brillo. Tras la última mano, dejamos secar y endurecerse todo por un par de semanas.

Electrónica

Como ya comenté, la electrónica es sencilla pero versátil. La pastilla Nordstrand van conectada a un control de volumen y otro de tono (ambos CTS de 250k, según recomienda el fabricante) con push pull que nos permite una conmutación serie-paralelo. Esto nos va a aportar tanto tonos de humbucker pura, como los de unas gruesas single coil. El condensador de tono es de papel en aceite de 22nF.

Más retos

Si por algo se caracteriza el Precision 51, es que el tipo de piezas que lleva son bastante difíciles de encontrar. Por ejemplo, no fue nada fácil encontrar un golpeador a un precio razonable. Pero sin duda, la palma se la llevan los ferrules. Esos casquillos de metal que anclan las cuerdas desde la parte trasera del cuerpo. No son estándar, como en los bajos posteriores de Fender, sino mucho más anchos. Las pocas tiendas donde los venden, los cobran a precio de oro.

La cuestión es que me di cuenta de la diferencia de tamaño cuando ya los había pedido y los tuve en la mano.

En nuestro caso, estos casquillos no se iban a usar, puesto que el puente que le hemos instalado carga las cuerdas en la tapa, sin atravesar el cuerpo… pero aun así, los agujeros vienen hechos y hay que taparlos de alguna manera.

Así que, como solución provisional, tiramos de ingenio, y aprovechando el material que ya teníamos, usé unas arandelas del diámetro adecuado para, soldándolos, adaptarlos al cuerpo. Resultó en más trabajo del que parece, pero sin duda, funcionó y no fue necesario aumentar de nuevo el presupuesto.

Ferrules P51
Custom ferrules P51

Juntándolo todo

Ya solo nos queda unir todas las piezas del puzle, tallar la cejuela de hueso, ajustarlo todo, y ¡listo! ¡Otro P51 preparado para atronar al mundo!

En la siguiente foto, con su hermana, la Doppelganger #7.

El resultao

Como se dice en mi pueblo, os voy a dar el resultao:

 

Conclusión

El éxito del resultado final es innegable. Un bajo clásico precioso, bien acabado, cómodo, y con una paleta de sonidos brutales mucho más amplia que la que podíamos encontrar en la receta original.

En su construcción nos hemos encontrado con muchos y tediosos contratiempos, y aunque todo se resolviese con un final feliz, esto me ha servido para plantarme y poder decir que este será el último instrumento Doppelgänger hecho con piezas de otros, dependiendo lo menos posible de precios, plazos y burocracias de terceros.

Quiero que las Doppelgänger Guitars se caractericen por estar construidas totalmente a mano con maderas añejas que cuenten historias, acabadas con goma laca, con un 10% más de amor que cualquier guitarra de la competencia, y con el ajuste más cómodo que has probado en tu vida, marca de la casa.

Así que levantando el puño a contraluz, a lo Scarlett O’hara, ¡a Satán pongo por testigo que nunca más un Doppelgänger estará fabricado con piezas de CNC de otros! ¡Comienza una nueva era!

Al menos, eso espero, jeje.

Hasta la próxima Doppelgänger!!

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